CAMBIANDO LA MANERA DE PENSAR

No te ha pasado que hay días en los que quisieras despertar como otra persona?, a mi me pasa muy a menudo, sobretodo cuando analizo mis errores y deseo ya no incurrir en ellos, cuando ya estoy desesperada ruego a Dios que abra mi cerebro y me haga una operación e implanté otro cerebro, te parece muy drástico? Posiblemente sí, pero es mi desesperación por ser una nueva persona, por dejar de una buena vez el pasado, ahí, en el pasado, pero sobretodo este carácter que pareciera indomable, es entonces cuando siento unos brazos que me sostienen y que en el calor del abrazo me infunden paz, puedo percibir su voz diciéndome, no mi amada, así no trabajó yo, es mucho más sencillo, yo soy el que te transforma, el que te pone en situaciones, momentos, circunstancias planeadas para que cambies. Y no es atraves de operaciones sino de instalar mi palabra en ti, que yo voy a cambiar tu manera de pensar y entonces aprenderás cual es mi voluntad para tu vida.

¡Dime sí Dios no es maravilloso! Lo único que necesito es alimentarme de él,  para que sea él mismo él que me transforme en una nueva persona. Posiblemente hoy no es un buen día y ruegas por una operación cerebral urgente, pero déjame decirte que este es el mejor síntoma, muestra es que más que necesario implementar una búsqueda insaciable de él, cómo? atráves de orar y leer, de tatuar sus palabras en tu corazón, dejando que él, día a día te lleve a ese amanecer donde tu rostro refleje su gloria y por fin empieces a florecer como una nueva persona.

«…No imiten las conductas ni las costumbres de este mundo, más bien dejen que Dios los transforme en personas nuevas al cambiarles la manera de pensar…»  Romanos 12:2

Michele Pliego

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