Hace unos días publicamos en Facebook un post con una frase de Maximilien Robespierre que decía:
«Se puede abandonar a una patria dichosa y triunfante. Pero amenazada, destrozada y oprimida no se le deja nunca; se salva o se muere por ella”
Y me ha tenido pensando mucho estos días. Porque México tal vez no estemos destrozados ni oprimidos como otros países, sin embargo, sí estamos pasando por una situación muy difícil socialmente. No hace falta ni hacer la lista de todo lo triste que está viviendo México, tú lo sabes.
Tampoco creo que una gran cantidad de gente esté valorando salir de México, pero he pensado que, si no queremos que lo que estamos viviendo avance, sí debemos hacer cambios profundos en nuestra manera de visualizar nuestro país, pero sobre todo en nuestra manera de conducirnos.
Soy de los que creen firmemente que el cambio debe empezar por uno mismo, creo que hay principios universales que se pueden aplicar de manera personal que afectan positivamente nuestro entorno. Estoy seguro que debemos dejar de ser sólo observadores y convertirnos en factores de cambio, en ser transformadores de nuestro entorno.
No más que eso, cambiar solo aquellos lugares donde tenemos influencia. Tú sabrás en cuáles de ellos puedes hacer cambios sustanciales. No te preocupes pensando en que otros no lo hacen, si esperamos a que lo hagan para nosotros empezar no lo vamos a hacer. Al contrario, tal vez otros están esperando a ver quién empieza.
México nos necesita. Empecemos ahora, no lo dejemos para cuando nuestro amado país llegue al extremo de estar destrozado, amenazado y oprimido. Hagamos algo hoy, antes de que sea demasiado tarde.
Más que nunca el muy usado pasaje de Josué cobra vida en estos tiempos para los mexicanos:
«…¡Sé fuerte y valiente! No tengas miedo ni te desanimes, porque el Señor tu Dios está contigo donde quiera que vayas”… Josué 1:9
Armando Carrasco
