El fin de semana vi una película retro jajajaja siento feo, ya no soy tan joven. Vaselina fue la película. Y no es una película que digamos “¡Qué guión!” ó “¡Se merece un Oscar!” para nada. Sin embargo dijeron una frase que se me quedó grabada. Me ha hecho pensar mucho y creo que vale la pena analizarla. En un momento de la película un ángel dice: “tienes el sueño pero no tienes la motivación”
Creo que así estamos muchos de nosotros, tenemos un gran sueño pero no tenemos la motivación que nos lleve a realizarlo, lo guardamos en el cajón de “algún día” estamos tan metidos en la guillotina de la rutina diaria, que nuestro sueño está frustrado, estancado.
Necesitamos esa motivación que nos impulse a lograrlo. Y de eso quiero hablar porque nuestro mejor ejemplo es Jesús. El nos motivó a largo plazo y nos motivó a corto plazo. Nos dijo lo que nos espera en la eternidad (largo plazo) y nos dijo lo que vamos a recibir también aquí en la vida terrenal (corto plazo).
Creo que, una vez que ya tengas el sueño, debes ponerte una motivación final. Sacar ese sueño del cajón, desempolvarlo, y ponerle un post-it, que diga el porqué lo quieres hacer, o qué pretendas lograr. Eso debe ser motivación suficiente para no volverlo a meterlo a ese cajón que ya sabes que no lleva a ninguna parte.
Pero igual o más importante son las pequeñas motivaciones, aquellas cosas que nos motivan durante el día a día, que en medio de nuestra rutina diaria, tenemos una motivación para hacer los pasos necesarios para avanzar al sueño.
Motivar es dar razón para hacer algo o animar a alguien a que haga algo. Por lo que volvemos a lo mismo, busca el argumento principal de lo que tu sueño está hecho. Y de allí saca motivaciones diarias. Busca la razón que te impulsa a la acción.
Mentalízalo de esta manera; Tu sueño es la meta, y tiene sus argumentos. Tu meta tiene objetivos, pequeños logros que te llevan a la meta. Esos objetivos deben tener su propio motivo o causa o argumento. Y a ese motivo agrégale una estimulación, un premio pequeño que te mueva a seguir haciéndolo. Esa es la clave. Los pequeños premios que te des cada vez que logres un pequeño objetivo.
Inténtalo, ve a ese famoso cajón que todos tenemos que se llama “algún día” saca el sueño, arguméntalo, ponte metas, luego objetivos y date un premio por cada objetivo logrado. Cuando menos te des cuenta habrás llegado a tu meta y verás tu sueño cumplido.
Armando Carrasco