La vida suele dar sorpresas y repentinamente las emociones se agolpan en el alma como las aguas del mar agitado por la tormenta, repentinamente el temor, angustia o tristeza hacen su aparición y roban la paz del corazón. Surgen preguntas, cuestionando procederes, acciones, amagando el alma con un implacable dedo acusador.
-No tengas temor- dice la voz, Su voz- Es mi batalla, solo ten confianza-
Y así, el mar agitado entra en calma, la tormenta se apaga porque Él en verdad nunca falla, cumple su Palabra:
“Señor, ponte en contra los que se me oponen; pelea contra los que luchan contra mí” Salmo 35:1
“…En el mundo, tendrán aflicciones; pero confíen, yo he vencido al mundo” Juan 16:33
Las aflicciones se presentan, son parte de la vida, pero en cada uno está la decisión de confiar en Él o dejarnos llevar por la emoción; es difícil someter el alma, está tan acostumbrada a dominar; pero es cuestión de entender que por nuestras fuerzas será muy difícil encontrar la paz.
Fe es la palabra que puesta en acción genera confianza, de tal manera que el alma no está más agitada. Fe es creerle, saber que él si cumple su palabra, que está por ti y para ti, que eres tan valioso para él que te adjudica su victoria cuando fue él quien peleó y ganó. No te dejo a tu suerte, eres el recipiente de Su favor e intervención.
Creerle es confiar, callar el alma y aprender a escuchar esa voz imponente, poderosa, pero al mismo tiempo llena de bondad y amor; escuchar la estrategia, la respuesta, el camino conveniente que dará la mejor solución a aquello que pretendió robar tu paz y atención.
Eugenia Flores
