LOS PROCESOS DE DIOS

Hace tiempo se me fijó este pensamiento: “Solo mediante el proceso correcto se obtendrán los resultados deseados”

Para todos es bien conocido el proceso de la semilla que después de cierto tiempo germina, o el proceso de gestación de un ser vivo, o más técnico; el proceso de construcción de una casa o la producción de algún elemento de consumo. Pues, todo proceso es diferente porque se desea algo específico.

Tú y yo también atravesamos procesos, algunos muy obvios como el desarrollo físico o la formación académica, pero hay otro tipo de cambios en los cuales es Dios y solamente Él, nuestro Creador y Padre quien nos introduce en ellos porque conoce las capacidades, habilidades, dones y ciertas características con las cuales nos equipó cuando nos formó, y que es necesario broten de nuestro interior, de la vida que nos inunda, tal como la semilla que mediante el desarrollo de humedad, temperatura, presión y nutrientes correctos se abre y entonces germina la vida contenida en ella.

El fin de todo proceso es la transformación. Siempre. Es lo mismo con las cosas a las cuales Dios nos introduce: el propósito es transformarnos en la persona que Él diseñó, expresando esas cualidades que ya nos dio y que están escondidas aún, pero latentes esperando para poder expresar su maravillosa naturaleza en cada uno de nosotros, y que con nuestro ser y hacer dejemos ver Sus colores, Su vida, Su brillo y Su fragancia.

Romanos 12:2 ( AMP) “Y no te conformes a este mundo, sino que te transformes y cambies progresivamente [a medida que maduras espiritualmente] mediante la renovación de tu mente [enfocándote en valores piadosos y actitudes éticas], para que puedan probar [para ustedes mismos] cuál es la voluntad de Dios, la que es buena, agradable y perfecta [en su plan y propósito para ustedes]”.

La transformación en nuestra forma de pensar y de actuar que produce en nosotros cada proceso, y el entendimiento de Su palabra nos lleva al conocimiento de Su voluntad, es decir; de lo que Él ha dispuesto que seamos y que disfrutemos mientras somos partícipes de su reino en esta tierra. Él no se equivoca así que, si estás en este momento en algún proceso, no temas porque Dios conoce el resultado final, lo que surgirá en ti, además de que en todo el trayecto nunca te deja solo.

Eugenia Flores.