UN RASGO DE SABIDURÍA

UN RASGO DE SABIDURÍA

Cuántas veces nos hemos encontrado en medio de una discusión acalorada entre dos amigos, o entre dos familiares o entre dos compañeros de trabajo. Entonces los ánimos se calientan y todo parece listo para una gran pelea. Y entramos en la duda sobre cómo debemos actuar, mira lo que encontré:

«…Los burlones pueden azuzar a toda una ciudad, pero los sabios saben calmar los ánimos…” Proverbios 29:8

Esta es la parte que me impactó: “Los sabios saben calmar los ánimos”. Parte de la sabiduría que debemos perseguir es la de aprender a calmar los ánimos. Estamos viviendo, por lo menos en mi país, tiempos donde los ánimos se encienden rápidamente. Por cualquier cosa la gente comienza a pelear. Todos creen tener la razón y que se les debe un lugar, poca es la gente que cede. Sin embargo, es allí donde se necesita sabiduría.

Creo que podemos ser factor de cambio social si sabemos calmar los ánimos, sobre todo con la gente que amamos y con los que convivimos, porque no creo que sea prudente intervenir en pleitos ajenos. Pero, bien seguro estoy de que con los nuestros y los cercanos a nosotros, sí debemos buscar calmar los ánimos.

En las fiestas, en el trabajo o en el día a día siempre tendremos la oportunidad de ser aquellos que tranquilizan las cosas cuando no van bien. Lo que creo es que, es algo que podemos aprender, no es que tengamos un don para hacerlo, más bien creo que debemos entrenarnos para ser sabios.

La primera parte de este pasaje dice así: “…los burlones pueden azuzar a toda una ciudad…” y estas palabras nos pueden dar el indicio de dónde empezar, creo que lo primero que debemos comenzar a hacer en nuestro entrenamiento es dejar de burlarnos. La burla provoca contienda, (azuzar significa incitar al pleito) frenar la burla en nosotros es un primer paso, el segundo paso es detener la burla de los demás.

Cuando veas que se inicia un pleito, no te burles y no permitas la burla, así estarás preparando el terreno para calmar los ánimos. Entrénate en ser sabio, sé tú uno de los que calman las peleas y no de aquellos que las provocan.

Armando Carrasco Z.