HAY UN VIENTO QUE ARRASA TODO

Hay un viento que arrasa todo, arrasa hogares y familias, negocios y hasta la sociedad, pero no es un huracán, tampoco es un tornado, es creer en una mentira específica. Mira lo que encontré:

“…Son un viento que a su paso arrasa todo; su pecado es hacer de su fuerza un dios»…” Habcuc 1:11

Son personas que con el “éxito”, empiezan a creer que son fuertes y convierten esa fuerza en un dios. Un dios en el que confían, creyendo que nunca les va a fallar. En esta ocasión no hablaremos de las consecuencias de este perfil de personas, sino que hablaremos de los desastres que ocasionan.

Lo primero es recordar que el pecado es fallar al blanco. No darle al objetivo, no cumplir tu propósito, eso es el pecado. Entonces, la falla de estas personas radica en creer que su fuerza es su dios. Al grado que dejan de creer, confiar y comunicarse con su Creador.

Este tipo de personas empiezan a generar un viento que poco a poco irá destruyendo a sus familias, a su negocio, a su matrimonio y todas las cosas que han edificado con esa creencia. Porque con el pasar de los años se va evidenciando que la fuerza en la que confiaban, no es suficiente. Por lo general, cuando se dan cuenta, ya es demasiado tarde.

Donde debemos prestar atención no es en señalar a las personas que conozcamos así, lo que debemos hacer es evaluarnos a nosotros mismos y ver si no hemos hecho de nuestras habilidades un dios, y que confiemos toda nuestra vida a la fuerza de nuestras aptitudes. Nadie está exento, el éxito es una poción que deslumbra y engaña.

Hay otro viento que también destruye, pero no familias ni matrimonios, no destruye negocios ni sociedades, ni personas. Destruye mentiras, destruye vicios, destruye amarguras, destruye todo lo que afecta al hombre. Es el viento apacible del Espíritu Santo. Qué cosas vas a destruir en tu vida será decisión tuya. Todo depende de qué viento sea el que soples.

Alíate con Aquél que puede ser tu fuerza. Con Aquél que lo puede todo. Con Aquél que cuando sopla tu vida, la enciende.

Armando Carrasco Z.