Cuando vences un gigante, la victoria no se queda allí… se va a replicar en victorias similares en todas las generaciones que influiste. Mira lo que encontré:
«…Después estalló una guerra con los filisteos en Guézer. Sibecay el jusatita mató a Sipay, que era descendiente de los gigantes. Todos esos filisteos quedaron sometidos a Israel. De nuevo hubo otra guerra contra los filisteos. Eljanán hijo de Yaír mató a Lajmí que era hermano de Goliat el guitita. Su lanza era tan grande como el rodillo de un telar. Hubo otra batalla en Gat. Había allí otro soldado descendiente de los gigantes que tenía veinticuatro dedos, seis en cada mano y seis en cada pie. Este hombre se puso a desafiar a los israelitas y a burlarse de ellos, por lo cual Jonatán hijo de Simá, que era hermano de David, lo mató. David y sus hombres mataron a esos soldados descendientes de los gigantes…” 1 Crónicas 20:4-8 (PDT)
De verdad que me impactó, y mucho. Goliat no fue el único gigante que molestó y peleó contra el ejército de Israel, hubo otras historias similares. Lo curioso es que fue gente relacionada con David quien los venció.
A veces en nuestra vida tenemos que enfrentarnos a verdaderos gigantes, y digo verdaderos porque muchas veces nos dejamos engañar por el enemigo, que nos quiere hacer creer que es un gigante. Pero sí que hay momentos en la vida que nuestro enemigo es gigantesco. Y tenemos que enfrentarlo.
Allí, en ese momento se definen muchas cosas, como nuestra fe, como nuestra confianza, nuestra fortaleza espiritual, pero también se define una parte de tu futuro. Tu victoria marcará pauta para generaciones futuras, dejarás un rastro en la gente que te sigue, con todos aquellos que te has aliado.
Vencer gigantes deja un legado de victoria. Así que la próxima vez que estés frente a frente contra las amenazas de Goliat, no lo escuches. Camina seguro de la victoria que Dios te va a dar y mira el futuro. Disfruta sabiendo que esa victoria marcará pauta para futuras generaciones. ¡A derribar gigantes!
Armando Carrasco Z.
