Soy de la idea que nuestro hogar debe ser un lugar seguro. Afuera lo que sobra es agresividad, todo el día debemos estar con la guardia arriba, en el trabajo, manejando, etc., y llegar a la casa debe ser llegar a un lugar seguro donde sabes que todos los integrantes no te van a molestar, donde todo es paz. Y no hablo de no tener sanas discusiones ni problemas, me refiero a la atmósfera. Sin embargo, creo que deberíamos poner principios para que todo lugar en el que estemos sea con un ambiente de paz. Mira lo que encontré en la versión BPT:
“…Hermanos, llénense de alegría y traten de renovarse. Hagan lo que les digo: pónganse de acuerdo entre ustedes y vivan en paz. Así, el Dios de amor y paz estará con ustedes…” 2 Corintios 13:11
Aquí hay un principio aplicable a cada lugar donde nos movemos. Ponerse de acuerdo produce paz. Es cierto a veces no es muy fácil. Pero hay que intentarlo porque muchas veces “el estado de guerra” solo es porque no nos hemos puesto de acuerdo.
Si por alguna razón tu casa no es ese refugio seguro, empieza por allí. Porque no hay nada peor que llegar a un lugar que debería ser pacífico y encontrar puros pleitos y malas caras. Tu hogar debe ser un habitáculo para la paz. Un lugar donde puedas estar a gusto en medio de un mundo agresivo. Tus hijos deberían disfrutar de un hogar seguro.
Pero no hay que limitarlo solo a la casa, este principio lo puedes aplicar en tu trabajo, con los vecinos, en el club deportivo, donde tú te desenvuelvas. Es ponerse de acuerdo. A veces ni siquiera hemos hablado del tema, ya nos acostumbramos a vivir enojados con otros enojados. Inténtalo, aprende a mover acuerdos y crea atmósferas de paz.
Empieza a conquistar territorios con este principio. Checa donde se siente un “estado de guerra” y empieza a buscar acuerdos. No va a ser fácil, pero te aseguro que vale la pena. Un poquito de tensión por mucho tiempo de paz. Por lo general la gente tiene buena voluntad para vivir en paz y accede a buscar acuerdos.
Obviamente, no puedes comprometer tu fe y tus valores por llegar a tener un acuerdo. Hay guerras que no podemos evitar, hay situaciones que se dan directamente por nuestra fe y por nuestras convicciones, pero muchas veces podemos llegar a acuerdos sin comprometer nuestras convicciones. No somos religiosos, somos personas que conocen principios que se pueden aplicar en nuestro entorno y disfrutamos de los resultados.
Encuentra la paz buscando acuerdos.
Armando Carrasco
