DEDICADOS A HACER EL BIEN

Yo creo que, si hiciéramos una encuesta, preguntando si creen en Dios, la gran mayoría de la gente contestaría que sí, obviamente habría un porcentaje de ateos que su respuesta sería evidente. Pero de aquellos que respondieron que sí creen en Dios, muy pocos sabrían de este versículo, que quiero analizar:

“…para que los que creen en Dios dediquen su vida a hacer el bien…” Tito 3:8

Un sello de los que de verdad creen en Dios debería ser el dedicarse de por vida a hacer el bien. Creer en Dios transforma la vida de las personas, creer en Dios hace que tu conducta la alinees a tu creencia.

Muchas cosas se solucionarían si todos los que creemos en Él pusiéramos en práctica este pasaje, si nos dedicáramos a hacer el bien. En otras palabras, que nuestra meta no se reduzca a “Yo no le hago daño a nadie” sino más bien, es un compromiso de hacer el bien, que es muy diferente, una cosa es decir “no soy malo” y otra muy diferente es “yo hago el bien”.

Nuestra meta en la vida, para los creyentes debería ser dedicarnos a hacer el bien, en la familia, en la escuela, en el trabajo, con los vecinos, con los amigos, y en todo lugar donde estemos., en la familia, en la escuela, en el trabajo, con los vecinos, con los amigos, y en todo lugar donde estemos., en la familia, en la escuela, en el trabajo, con los vecinos, con los amigos, y en todo lugar donde estemos.

Creer en Dios debería hacernos activos en buenas obras, no para alcanzar el cielo, sino porque ya creemos nos comportamos como hijos. Creemos y por eso nos comportamos como tales. Aclaro, no es hacer obras para alcanzar el amor de Dios o para ser aceptados por El o para irnos al cielo cuando muramos, no, nos dedicamos a hacer el bien porque ya creemos en Él.

Si crees verdaderamente en Dios dedica tu vida a hacer el bien.

Armando Carrasco

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