El libro de Eclesiastés contiene mucha sabiduría. Me gusta porque este libro es muy práctico, a veces sólo hay que cambiar algunas palabras para traer al presente, esas verdades y sacarles provecho para nuestra vida. Es el caso de este pasaje:
“…¡Ay, que hubiera un rey dedicado a su nación! Sólo él podría producir orden entre este caos…” Eclesiastés 5:9 NBD
Cuando vemos la palabra “rey” lo primero que se nos viene a la mente es un presidente y comentamos: “Cuánta razón”. Pero hoy vamos a cambiar “rey” por líder. No llevar esta palabra a altos mandos, que por supuesto también es válido, pero hoy centrémonos en líder.
La Palabra nos enseña que todos somos reyes y sacerdotes. Todos tenemos una posición de liderazgo. Somos responsables como líderes. Tal vez no seas el presidente de una nación, o el gobernador de un estado, o ni siquiera eres el representante de tu colonia ni de tu calle. Pero tienes una familia. Tal vez, no siquiera eres el jefe de la familia.
Eres líder de ti mismo. Al primero que tienes que liderar es a ti mismo.
Una de las cosas que me llamó la atención de este pasaje en esta versión, es que una habilidad o don que tienen los líderes es de poner orden al caos. Ese es su trabajo. Ordenar el caos.
Y para encontrar caos que arreglar no es necesario irse al Congreso del Estado, es suficiente ver nuestra propia vida. Ver los lugares donde hay caos, y arreglarlos. Es un buen principio.
Liderazgo es tener la capacidad de poner orden al caos. Empecemos por nosotros mismos como reyes y sacerdotes que somos.
Por otro lado, también sé que hay una lista de caos que te están esperando. El sistema político, el mundo de los espectáculos, los deportes, el entorno familiar. Esta lista está desesperada por hombres y mujeres que entiendan lo que son y pongan manos a la obra.
Como líderes, como entendidos nuestro trabajo es poner orden al caos. Así fuimos constituidos. La próxima vez que veas caos, no le des la vuelta, y mejor ponte a trabajar que tienes la capacidad de poner orden.
Armando Carrasco