NO SOLO ACEPTARLA, ES AMARLA

A nadie nos gusta hablar de disciplina como medio de aprendizaje, se nos viene a la mente el dolor y quisiéramos evitarlo a toda costa.

Sin embargo, creo que debemos re-configurar nuestra mente para no solo aceptar la disciplina sino amarla. Mira lo que encontré:

“…Para aprender, hay que amar la disciplina; es tonto despreciar la corrección…” Proverbios 12:1

Me noqueó. Yo siempre ando hablando de la necesidad de la disciplina pero nunca he enseñado que debes amar la disciplina.

Cuando nuestro carácter debe ser templado el camino es la disciplina.

Cuando nuestra vida tiene retos enfrente el camino es la disciplina.

Cuando nuestro matrimonio necesita estabilidad el camino es la disciplina.

Cuando nuestro trabajo depende de nuestras acciones el camino es la disciplina.

La disciplina es el ingrediente que permanece en los grandes retos de la vida. Es con disciplina que aprendemos.

Cuando vemos al vecino o al prójimo que pasa por una situación difícil… deberíamos ser muy sabios y aprender de los errores ajenos, pero no no y no… nos gusta decir: “…a mi no me pasa…” ó “…yo sí lo puedo controlar…” Y allí empieza todo.

Porque la disciplina es necesaria para aprender. Mis respetos si tú eres de aquellos que aprenden de los errores y consecuencias de otros. Pero si eres una persona normal, el camino del aprendizaje es la disciplina.

Esa es la razón por la que debemos amar la disciplina. El proceso de la disciplina es doloroso pero los resultados son fabulosos. El medio duele pero el desenlace trae felicidad. Dolor ahora, placer después. Cuando aprendemos esto, es que valoramos la disciplina al grado de llegar a amarla. Es el medio por el cual ahora eres mejor persona que ayer.

Por otro lado dice que es tonto despreciar la corrección. Cuántos de nosotros no hemos conocido gente que cuando llega la disciplina, huye. Se va, sólo por no pasar el doloroso túnel de la disciplina. Prefieren seguir un camino más doloroso que la disciplina, el camino del placer ahora dolor después. Creen que porque huyen, estarán sin disciplina.

Y cuando hablo de disciplina no hablo necesariamente de castigo. Si no de la decisión de entrenar el cuerpo y la mente para hacer lo que sea necesario para lograr los objetivos. Hablo del dolor que genera ser disciplinado.

La pregunta es: ¿A dónde quieres llegar mañana? Ya sabes el camino.

Armado Carrasco

Comentarios

Aún no hay comentarios. ¿Por qué no comienzas el debate?

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *