¡QUÉ ESPERANZA!

Dios siempre siempre nos manda señales para que no desmayemos. A veces la rutina diaria, el día a día hacen que nuestra fe se desvíe o se debilite. No debería pero sucede. Entonces cuando encontramos pasajes como este, nos anima y nos levanta:

“…y tenemos una herencia que no tiene precio, una herencia que está reservada en el cielo para ustedes, pura y sin mancha, que no puede cambiar ni deteriorarse…” 1 Pedro 1:4

La herencia que Dios tiene para nosotros no se puede manchar por el tiempo, no puede cambiar ni echarse a perder, y no se puede deteriorar. La herencia permanece siempre vigente y lista para usarse.

Ahora bien una de las lecciones mas impactantes de la Biblia es que nos enseña que somos herederos de las promesas de Abraham Gálatas 3:29

Todas las promesas que Dios le dio a Abraham te pertenecen, todas son para ti. Y no importa que hayan pasado muchos años, miles de años, están inalterables. Están exactamente como Dios se las dijo a Abraham, porque “…pura y sin mancha, que no puede cambiar ni deteriorarse…”

Es mas, aún si tú te has apartado un tiempo de Dios, aún si has dudado, si le has fallado a Dios. Eso no afecta las promesas heredadas, esa herencia permanecen siempre tal y como son. Perfectas.

Esta herencia no la altera ni siquiera nuestras fallas. Por eso leer este tipo de pasajes nos da esperanza, esperanza viva de que si alineamos nuestras vidas a Su Palabra y a Su justicia (que es Jesús) nosotros podemos accesar a esas promesas que permanecen intactas siempre. Listas para que las disfrutemos.

Qué maravilloso es saber que la herencia que Dios tiene para nosotros no puede ser afectada por el tiempo, ni el desorden, ni la maldad. Son herencias perfectas diseñadas específicamente para nosotros.

Yo no se la situación que estés pasando pero la promesa está allí. Sólo da el paso y como Abraham solo cree. Eso es todo. Creer es suficiente para Dios. Creer es la llave que te abre las puertas a la promesa.

Armando Carrasco.

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