UN ESCUDO PODEROSO

Es muy cierto que la Biblia nos habla de ángeles que cuidan de nosotros, de un escudo de la fe que nos protege de los dardos de fuego del enemigo, tenemos promesas maravillosas de protección, sin embargo hoy encontré una más, que por cierto me llamó la atención:

“…vivir con rectitud nos da las armas para defendernos de cualquier ataque…” 2 Co. 6:7

Vivir con rectitud no es un escudo, es un arsenal. Te provee de las armas que necesitas para defenderte de cualquier ataque. La rectitud no es una arma específica para algunos ataques, sirve para cualquier ataque.

Rectitud en su definición más pura es una línea derecha que no tiene ángulos ni dobleces. En otras palabras una vida que camina derecho hacia un solo destino, que no tiene desviaciones ni atajos. Es una vida que camina en línea recta hacia su destino.

En un segundo término rectitud es integridad, que tiene que ver con lo completo con lo integral, que tiene todo, que no le falta nada. Que por cualquier ángulo con que lo veas es completo.

Debemos ser honestos, esta debe ser nuestra meta en la vida; ser rectos, ser íntegros, de pies a cabeza sin doblez ni curvaturas. Rectos. Caminar en línea recta hacia nuestro destino que es parecernos a nuestro creador, actuar de acuerdo a Su imagen y semejanza.

Una de las grandes ventajas de caminar en rectitud es el arsenal que se pone a nuestra disposición para enfrentar cualquier ataque. Y con cualquier ataque se refiere a ataques emocionales, espirituales y físicos. No importa la índole de problema o ataque que tengas, la rectitud te provee de armas para salir vencedor.

En lo particular, creo que aquí hay un gran secreto. Muchas veces oramos y echamos fuera al enemigo, otras veces usamos el poderoso nombre de nuestro Padre, y seguimos derrotados. Creo que es entonces cuando debemos mirar al arsenal y preguntarnos si nuestra vida es integra, y recta. Allí está tal vez la respuesta.

Cuando la Biblia se refiere a recto e íntegro no se refiere a una persona que nunca peque, porque no la hay. (Sólo ha habido uno) sino a cómo respondes a cada circunstancia de la vida, aún cuando tropiezas. Pedir perdón es parte de ser íntegro, y por supuesto esto no te da licencia para pecar. Por supuesto que nuestra meta es caminar como Él anduvo, de caminar de acuerdo a los que somos, como hijos de Dios. Es aceptar Su justicia, y caminar como justos.

Armando Carrasco

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