DONDE ESTÉS, SIEMPRE

Cuántas veces la humanidad ha confundido la fe, la genuina fe, con una religión, pero no olvidemos que se trata de un estilo de vida, mira este versículo que nos lo recuerda:

“…Esto es cierto y quiero que insistas en ello para que los que creen en Dios dediquen su vida a hacer el bien. Esto es bueno y beneficia a todo el mundo…” Tito 3:8 BPT

En esta versión podemos ver claramente que creer en Dios lleva el objetivo de no solo hacer el bien sino de dedicar la vida para hacer el bien. Esto no significa que vas a ser el sucesor o sucesora de la Madre Teresa de Calcuta. Lo que significa es que puedes convertirte en alguien que todo lo que hace produce bien para alguien.

En tu familia, que seas buen hijo, o buen esposo, o buen padre, y que tus acciones se muevan para hacer el bien. En tu trabajo, que todo lo que hagas sea para que tu jefe, tus empleados, tu proveedor o tu cliente, reciben bien de parte tuya. En la sociedad, con tus vecinos o con quien convivas socialmente puede recibir de ti bien. Que tu mentalidad sea que todo lo que hagas se para producir el bien.

Se trata de hacer el bien y de hacer las cosas bien. Porque si haces las cosas bien siempre alguien saldrá beneficiado. Es algo que deberíamos tener arraigado todos los creyentes, es algo de que deberíamos enseñar a nuestros hijos y nietos, es algo que deberíamos heredar. Hacer las cosas bien es hacer el bien.

Aquí, en este pasaje, vemos que esto es bueno y beneficioso para todo el mundo. Cuando haces las cosas bien dejar un registro de cómo se hacen las cosas en el Reino. Cuando haces las cosas bien tu trabajo, tu tiempo y tu esfuerzo hablan de tus creencias. Es un lenguaje claro y contundente, mucho mas fuerte y convincente que las palabras.

A veces se nos olvida y queremos hacer el bien sólo a los que amamos, pero esto no debe ser así, debemos hacer el bien a todo el mundo. Mas allá de nuestra familia, a nuestros amigos, pero también a los que solo son conocidos, y también a los que solo vemos cuando sacan su coche, y a veces hasta nuestros enemigos.

Haz el bien y haz las cosas bien. Esa es la vida de los creyentes. Ese el el argumento de que verdaderamente creemos en un Dios vivo.

Armando Carrasco

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