QUÉ TAL CUANDO LLEGUES A LEJOS…

Llega una edad en la que te preocupa cómo serás de viejo. Cuando uno es joven ni lo piensa, ni siquiera se atraviesa ese pensamiento, pero los años pasan y un buen día ya de grande, te haces la pregunta ¿Cómo seré de viejo? Mira lo que encontré en la Biblia:

“…El justo florecerá como la palmera; crecerá como árbol fino. Son como árboles plantados en el templo del SEÑOR que dan hermosos frutos en el patio de nuestro Dios. Aunque estén viejos, seguirán dando frutos como si fueran árboles jóvenes y fuertes…” Salmos 92:14

Cuando tú caminas como creyente toda tu vida, preparas el tiempo de tu vejez. Es invertir tus acciones hoy para que cuando llegue el tiempo de la vejez, sigas siendo prosperado y bendecido.

Obviamente ser justo no se logra por tus obras o tu esfuerzo humano. Es el precioso regalo de nuestro amado Jesús. El nos heredó Su Justicia, por Él somos justos delante de Dios. Por allí se empieza, porque intentar ser justo por tus propios esfuerzos solo te lleva a incrementar tu deuda. Es como si le dijeras a Dios: “Lo que hizo tu hijo no sirve…yo tengo que hacer mi propio esfuerzo de justicia…” y lo que hemos aprendido de la Biblia es que la Justicia de Jesucristo es perfecta. Ese es el primer paso creer y aceptar que somos justos por haber creído en Él.

El segundo paso es caminar en esa justicia, actuar como lo que somos, como hijos de Dios. Cuando logramos alinear esas dos es entonces cuando podemos creer que la promesa de este salmo se cumplirá en nuestras vidas. “…Aunque estén viejos, seguirán dando frutos como si fueran árboles jóvenes y fuertes…”

El fruto en tu vejez será como si fueras un árbol joven y robusto, tal vez te duelan los huesos por lo mismo de la edad, tal vez tengas achaques naturales por tantos cumpleaños, tal vez la vista no sea la misma, ni la dentadura, pero el fruto… el fruto seguirá siendo bueno. La bendición será abundante. ¡Qué promesa!

Seamos sabios y empecemos a invertir para nuestra vejez. Camina de acuerdo a lo que eres. Actúa en línea coherente con tu naturaleza. Y sigue produciendo fruto, desde hoy hasta tu vejez.

Armando Carrasco