EL HUÉSPED

Recientemente llego una visita a casa, ya saben como es esto, uno trata de dejar todo listo; el cuarto, suficientes frazadas, toallas, etc., en fin, tener todas las atenciones necesarias para que el huésped este lo mejor posible, solo que como siempre pues uno no cuenta con que la visita se sienta mal y por no querer causar molestias busque en la cocina algún medicamento que le ayude en ese momento, me encanto porque mi visita me decía: «no encontré lo que necesitaba, pero ahora ya se donde están las cosas», algunas veces creo que asumimos el papel de huésped ante Dios, por no querer molestar vamos a los lugares equivocados buscando lo que necesitamos, lo cual nos quita tiempo, nos desgasta y no soluciona la situación, nos confiamos en nuestra propia prudencia, como dice: Proverbios 3:5 «Pon toda tu confianza en Dios y no en lo mucho que sabes» que importante es saber que podemos caminar confiadamente en la casa de Dios, sin necesidad de andar en puntitas y con toda la libertad de ir a su puerta y pedir lo que necesitamos, Él dispone de todos los recursos no importando la situación que estemos pasando, siempre puedes acudir a Él, dejemos ya de sentirnos unos extraños en casa de papá.

«En mí se hallan el consejo y el buen juicio; yo soy la inteligencia; mío es el poder». Proverbios 8:14 RVC