¿TE RÍES DE MÍ O CONMIGO?

En una ocasión, estaba con tres amigos y uno de ellos empezó a reírse a carcajadas, mi otro amigo preguntó: “¿Te ríes de mi o conmigo?” para mi sorpresa la respuesta no fue nada diplomática y la risa terminó en una discusión.

Pero me hizo pensar la pregunta de si nos reímos con alguien o de alguien, porque son cosas diametralmente opuestas. Una cosa es compartir la alegría con otros aún de algo chusco y la otra otra es la burla abierta a la persona.

Y leyendo la Biblia encontré que la burla tiene una característica que vale la pena analizar. La burla tiene una maña sobre los que la usan. Esa maña es apretar más a sus ataduras, sean cual sean. Mira lo que dice Isaías 28:22

“…Así que no se burlen, para que no se aprieten más sus ataduras…”

La burla tiene la característica de apretar mas tus ataduras. Cuando te burlas de otros, tus ataduras, sean cuales sean, se aprietan mas. La burla lejos de liberarte te aprisiona mas, fortalece las ligaduras y no te deja ser libre.

La burla de acuerdo al diccionario son las acciones o palabras que ridiculizan a alguien. Burlarse es ridiculizar a la gente. Poner en evidencia sus debilidades o defectos para sobajar a las personas.

La burla puede ser un hábito, un mal hábito. Seguramente conoces a mas de dos personas que se burlan de todo y de todos. Pero no nos enfoquemos en otros sino en nosotros mismos. Qué tanto nos burlamos de otros.

Y como en los cobros bancarios, si esto no es para ti, haz caso omiso del mensaje, pero si tú sabes que eres burlón, medita que lo único que haces cuando te burlas, es fortalecer tus cadenas y ataduras.

De una u otra manera todos tenemos ligaduras que nos atan, son cosas que debemos compartir frecuentemente. Y lo que todos queremos, en nuestro sano juicio, es ser libres. Creo que deberíamos empezar por analizar si somos burlones. Para dejar de hacerlo inmediatamente.

Tal vez has probado todo para dejar las cadenas que te atan pero sigues burlándote de la gente, sigues ridiculizándola, en ese caso amigo, amiga, deberías empezar por dejar de burlarte. No hacerlo puede costar muy caro. Mejor convierte el hecho en compartir risas, compartir alegrías. En proporcionar una mano amiga.

Armando Carrasco