UN PERFUME ETERNO

Leyendo me encontré con esta cita:

«…Vale más una buena reputación que un perfume costoso…» Eclesiastés 7:1

La verdad la disfruté mucho porque creo que a todos nos hace sentido, pues hoy día vemos como los ojos del ser humano están puestos en cosas que no tienen un valor trascendental, sino pasajero.

No entendemos en su totalidad que aquello que es intangible tiene gran valor y eso pasa con la reputación, no la hemos entendido, no dimensionamos su importancia y lejos de incrementar su valor se lo restamos.

Tú y yo tenemos una reputación que construir, y digo que construir porque seguramente estarás pensando que el pasado no deja un rastro de olor agradable a tu alrededor, pero ¿Sabes? No te preocupes, porque precisamente para eso llegó Jesucristo a nuestras vidas, para que las cosas viejas queden en el pasado y se escriba una nueva historia, El nos rescata y nos reivindica, así que de ahora en adelante podemos acceder a lo que verdaderamente tiene un valor eterno no pasajero.

¿Cómo se construye una buena reputación?

  • En el día a día de la vida.
  • Con disciplina.
  • Con constancia.
  • Pero sobretodo con responsabilidad.

Recuerda que la reputación al igual que el perfume que caracteriza a una persona, te siguen toda tu vida. Los ojos de la reputación están puestos en el pasado no en el presente ni en el futuro de la persona, es por esto que la gran noticia es que con Dios podemos construirla, porque tu vida se marca en un antes y un después de aprender a relacionarte con el Padre. El reto consiste en tener una reputación eterna, que nuestro nombre sea conocido en esta tierra y en el cielo… No será fácil pero estamos capacitados para ello.