CONSTRUYE UNA CASA

En algunas partes de la Biblia vemos que Dios muestra las características de lo que debe ser un templo o una casa para Él. En la actualidad, cuando decimos “templo” nos imaginamos una construcción con fines religiosos. Sin embargo, si lo traemos a la actualidad podemos hablar de una casa para Dios, un lugar donde Dios habite y donde pueda moverse y manifestarse.

La primer casa que debe habitar es tu vida. Dios quiere habitar en ti y que tu seas su domicilio. El quiere morar en ti por siempre. Él ha dispuesto que el hombre sea su habitación.

“…Por lo tanto, ustedes ya no son extraños ni extranjeros, sino conciudadanos de los santos y miembros de la familia de Dios, edificados sobre el fundamento de los apóstoles y los profetas, siendo Cristo Jesús mismo la piedra angular. En él todo el edificio, bien armado, se va levantando para llegar a ser un templo santo en el Señor. En él también ustedes son edificados juntamente para ser morada de Dios por su Espíritu…” Efesios 2:19-22

Sin embargo, también vemos que el hombre creyente se convierte en una piedra que puede ser usada para construir una casa espiritual para edificar un lugar donde Dios se mueva. Entre varios creyentes se puede edificar ese espacio.

Entonces la cuestión es que podemos levantar espacios donde Dios habite, como en nuestro hogar, en nuestra oficina, en nuestra escuela, o en cualquier lugar.

Dios no se espera hasta los domingos para poder manifestarse en un lugar, es bueno reunirse los domingos con otros creyentes, pero también es bueno edificar “templos” en otros lugares. En lo particular creo que estamos en ese tiempo, donde Dios se moverá en muchos lugares que antes habían sido inhóspitos.

Siempre debe haber alguien que empieza a “edificar la obra” ese alguien eres tú. No esperes hasta que otro lo haga. Es necesario que todos nos pongamos manos a la obra. Un buen lugar para empezar es tu familia, en tu hogar.

Un primer paso; elige un día a la semana para reunirte con tu familia y leer la Biblia y orar. Pero no solo eso, que sea un espacio donde puedan platicar de Dios, de sacar dudas genuinas dudas fuertes, temores, inquietudes, sueños y peticiones de oración. Un espacio donde Dios pueda moverse.

Un segundo paso es que de esas reuniones salgan ciertas cosas que quieran como familia instalar, como la cultura del perdón, como la paciencia, el trabajo en equipo y tantas cosas que nos aconseja la Biblia, cuando uno empieza a poner en práctica lo que se lee en la Biblia, se abre un camino para que Dios nos visite.

Lo mismo en tu trabajo o escuela, localiza a otros creyentes, y proponles que se reúnan 15 minutos antes de empezar a trabajar o a la hora de la comida, para leer la Biblia y orar por necesidades. Si no hay otros creyentes invita gente que no lo es, muchas veces están hambrientos por espacios así. Haz dinámicos esos 15 minutos. Proverbios es un buen libro para empezar, puedes leer un solo proverbio y que todos puedan participar comentando lo que entienden. Usa una traducción de la Biblia de lenguaje contemporáneo.

Después, poco a poco  puedes ir preguntando si les gustaría implementar algunas cosas de las que van aprendiendo a su trabajo.

Cuando Dios ve a un grupo que lee la Biblia y ora, se pone contento pero cuando ve que ese mismo grupo no se queda con leer y orar sino que se disponen a hacer algo, entonces Dios se arremanga la camisa y se une a ayudarlos. Dios se presenta en medio de ellos.

Construir un templo no es para tener ritos religiosos. Es para que Dios se manifieste. Es muy bonito hablar de Dios pero es espectacular verlo y contar anécdotas con Él.