SÍ O SÍ

He estado haciendo memoria sobre uno de los momentos más estresantes que viví. Fue cuando tuve que manejar por primera vez a través de toda la ciudad y llegar a Cholula para llevar a Haniel, de 3 años, al Kínder. Fue terrible. Estaba tan nerviosa que no dormí. Me arrepentí de todos mis pecados y también de no haber practicado un poco más, tal como me lo dijo mi esposo muchas veces. Para agregarle emoción y ponérmelo más difícil, la ruta que en mi mente había trazado (según yo la más sencilla) no la pude seguir: calles cerradas, embotellamientos, en fin, nada favorable. Pero tuve que hacerlo, sí o sí, no había otra opción, nadie más lo haría por mí; tuve que ser valiente. Vencer el miedo, subir al niño al coche, orar y agarrar el volante.
Ser valiente no significa que todo pinta bien, que tienes ciertas características y dotes especiales y que todo alrededor es favorable y sencillo.
Veamos Josué 1.1-2 Después de la muerte de Moisés, siervo del Señor, el Señor habló a Josué, hijo de Nun y ayudante de Moisés. Le dijo: «Mi siervo Moisés ha muerto. Por lo tanto, ha llegado el momento de que guíes a este pueblo, a los israelitas, a cruzar el río Jordán y a entrar en la tierra que les doy.
Moisés acababa de morir. Josué estaba de duelo, junto con todo el pueblo estaba triste, era un momento difícil para él. Acababa de perder a su líder, a su consejero. Y Dios le dice: Te toca, ponte al frente porque hay trabajo que hacer; tienes que guiar al pueblo a la tierra que les he prometido. Te toca, sí o sí.
Cuando las cosas no son favorables y tienes que enfrentar retos o vencer ciertas dificultades, es cuando necesitas ser fuerte y valiente.
Ser Fuerte es: Apoyar, ser estable, el que prevalece.
Ser Valiente es: ponerse de pie, estar alerta, mentalmente en coraje, con ánimo.
Es decir, ser fuerte y valiente tiene que ver con tomar acción y con un cambio de mentalidad. No quedarse lamentándose por las circunstancias, sino tomar la decisión de levantarse de esa adversidad y prevalecer. Estar alerta de lo que tenemos que hacer, hacia dónde y cómo nos vamos a mover.
Josué 1.3-5 Te prometo a ti lo mismo que le prometí a Moisés: “Dondequiera que pongan los pies los israelitas, estarán pisando la tierra que les he dado: desde el desierto del Neguev, al sur, hasta las montañas del Líbano, al norte; desde el río Éufrates, al oriente, hasta el mar Mediterráneo, al occidente, incluida toda la tierra de los hititas”. Nadie podrá hacerte frente mientras vivas. Pues yo estaré contigo como estuve con Moisés. No te fallaré ni te abandonaré.
Dios le da a Josué una promesa, le da algo a que aferrarse, le asegura que no estará solo, y me encanta cuando le dice “No te fallaré ni te abandonaré”.
Salir de esa zona de seguridad, como lo tuvo que hacer Josué, no está fácil. Josué ahora enfrentaba un reto que antes no había tenido necesidad de hacer. Era algo totalmente desafiante para él. Pero no lo haría solo. Así que, podemos estar seguros que cuando Dios nos pide hacer algo nuevo, algo que nos saca de nuestra inercia; él se asegura y nos asegura que estará ahí, con nosotros.
¿Habrá obstáculos? sí. ¿Será fácil? no. ¿Te tropezarás? seguramente. ¿Te darán ganas de renunciar? definitivamente. El mundo no siempre es amable. Pero nuestra confianza no está en lo que dice alguien más o lo circundante; sino en lo que Él dice y hace.
Josué 1:6-9 » Sé fuerte y valiente, porque tú serás quien guíe a este pueblo para que tome posesión de toda la tierra que juré a sus antepasados que les daría. Sé fuerte y muy valiente. Ten cuidado de obedecer todas las instrucciones que Moisés te dio. No te desvíes de ellas ni a la derecha ni a la izquierda. Entonces te irá bien en todo lo que hagas. Estudia constantemente este libro de instrucción. Medita en él de día y de noche para asegurarte de obedecer todo lo que allí está escrito. Solamente entonces prosperarás y te irá bien en todo lo que hagas. Mi mandato es: “¡Sé fuerte y valiente! No tengas miedo ni te desanimes, porque el Señor tu Dios está contigo dondequiera que vayas”».
Cuando tomé por primera vez el volante, recuerdo que sentía miedo a lo que estaba por enfrentar; también me equivoqué muchas veces, me dieron ganas de nunca más tomar un volante, de hecho, por eso fue que no practiqué lo suficiente; quizá dos o tres veces más, y lo lamenté cuando tuve que hacerlo si o sí.
Pero llega Dios y te dice “Sé fuerte y valiente” porque él sabe que lo que tenemos asignado para hacer, no será sencillo. El detalle es que no es una petición o sugerencia. Es un MANDATO. Sí o sí te toca. Por tu propio bien, por tu crecimiento, por la seguridad de tener a tu Padre junto a ti, no importa si te tropiezas, ponte de pie y persiste. Las circunstancias actuales nos pueden descontrolar, y el reto es avanzar. Crecer. No dudes ni por un segundo; porque Él nunca, nunca te va a fallar. Te dará la mano, te recordará lo que vales, lo que eres para él y quién es Él, y te llevará a poseer la victoria.

Eugenia Flores