¿A QUIÉN LE CREES?

¿A QUIÉN LE CREES?

Escuchaba en la radio una canción que llamó mi atención. La letra empieza diciendo: Ya me han dicho que soy buena para nada y que el aire que respiro está demás… Pero la autora continúa dándole un giro a esas palabras y al final enfatiza muchas veces en los coros “creo en mí”.

Me hizo pensar en todas esas ocasiones en que nos dejamos llevar por las voces de nuestro alrededor. ¡A mí me ha pasado! Esos momentos en que se levantan voces para decirte “qué SÍ eres y qué No eres”, como si tuvieran el control de tu vida.

Estamos acostumbrados a que sea la gente que nos rodea quien nos aplauda y nos diga cosas “buenas” que nos van a ayudar a levantarnos o bien que nos van a tirar al suelo con una sola palabra. Le creemos al ruido de nuestro alrededor y nos comemos todas sus mentiras. 

No somos capaces de ver más allá de la mentira o la verdad que nos envuelve en este mundo y nos dejamos llevar.

Es verdad, que hay voces que necesitamos escuchar y muchas de ellas son claves en nuestra vida pero no todo lo que oímos es verdad.

Pero hay una voz a la que pocas veces recurrimos y a la que definitivamente Sí deberíamos hacer caso; la voz de nuestro creador. Esa voz que siempre tiene las palabras justas, la verdad y el poder para corregirnos cuando es necesario.

Le creemos más al mundo que nos rodea que a lo que Dios dice de nosotros. Actuamos por lo que escuchamos de la gente, por lo que dicen de nosotros, por complacer a una sociedad que tergiversa nuestra verdadera identidad. Pero ¿cuánto le creemos a la voz de Dios y lo que Él dice de nosotros?

En Juan 5:44 dice: “¡Cómo van a creerme, si les gusta que sea la gente la que hable bien de ustedes, y no el Dios único!

No dejes que las voces externas te digan lo que eres, tenemos a nuestro alcance la única palabra de verdad sobre nosotros, atrévete a consultar lo que tu padre dice de ti. Que sea Él y solo Él quien hable bien de ti, al único que tu vida busque complacer. Porque es Dios quién tiene ya escritos tus días, sabe lo que eres, te dio identidad propia, te marcó como suyo y te hizo a su imagen y semejanza.

Yo te invito a que cada día antes de buscar la aprobación de la gente que te rodea, busques la verdad de Dios, busques su consejo y conozcas lo que ya escribió sobre ti. Cree lo que Él habla de ti, cree en sus promesas y en su verdad. Créele solo a Él.