VIVIMOS CONECTADOS

Nuestra vida está rodeada de conexiones que a veces no podemos ver. Vivimos en un mundo de conexiones físicas y simbólicas que a veces pasan desapercibidas pero que tienen un impacto especial.

Quizá tú como yo has tenido conexiones que te han llevado a un resultado favorable en tu vida y que no lo percibes hasta que echas un vistazo atrás, reflexionas y descubres la conexión.

La biblia menciona muchas de estas conexiones en el tiempo preciso y el momento oportuno. Una de ellas y que me encanta, es la conexión que tuvo José el soñador con el copero del rey.

José llegó a estar en la cárcel y en ese momento cuando quizá sentía frustración por estar preso injustamente tuvo una conexión que sería la que lo sacó de ahí. Conoce a un copero y un panadero a los que les interpretó su sueño. José lo hizo sin ninguna otra intención más que poner en práctica el don que Dios le había dado. El copero salió de la cárcel y llegó a ocupar nuevamente su puesto mientras que José siguió encarcelado.

Tiempo después el Faraón tuvo un sueño y nadie podía decirle de qué se trataba y fue entonces cuando Dios activó la conexión con el copero.

Entonces el copero mayor dijo al faraón: –Ahora recuerdo un error que cometí… Allí, con nosotros, había un joven hebreo, siervo del capitán de la guardia. A él le contamos nuestros sueños y él los interpretó; a cada uno nos dio la interpretación de nuestro sueño. Génesis 41:9, 12

El copero recordó que había conocido a José y sabía que era él quien podía ayudar al faraón. José pudo salir de la cárcel gracias a esa conexión que Dios estableció en medio de una situación difícil tanto en José como en el copero. Dios hace conexiones maravillosas, nos conecta siempre con aquello o aquellas personas que nos llevarán a que se realicen nuestros sueños y nos impulsarán para lograr nuestro propósito.

Hay personas en la vida que son conectores para un propósito específico o que pueden ser esas oportunidades de crecimiento y avance que no debemos perder de vista y no en el sentido de verlos únicamente como pasaportes sino con la importancia que tienen en nuestro diario vivir porque nunca sabemos de qué forma Dios las usará para ayudarnos.

Quizá no lo sepas pero Tú puedes ser la conexión para que una persona se encuentre con Dios. Puedes ser ese conector que alguien en algún lugar del mundo esté esperando para un propósito específico. Nuestra vida no es nada mas porque sí, tus dones no son sólo adornos, todo lo que tú eres y todo con lo que has sido equipado tiene un propósito especial. Activa tu conexión con Dios y empieza a provocar esas conexiones que ya Dios diseñó para ti.