¡Cuánto me gustaría tener un botón de “reinicio”!, borrar todo lo dañado y restablecerlo a la manera como está supuesto a ser. Pero me doy cuenta de que existen pensamientos que se quedaron instalados, a pesar de haber “borrado” la matriz que los generó. Con este término de “borrado” me refiero a quitar la raíz (sanidad de heridas del alma), que generó dicha idea en la mente y por lo tanto; una determinada conducta que está dominando, aun sabiendo que genera daños en el sistema de relaciones interpersonales o en el sistema operativo particular.
Lo primero que necesitamos hacer es identificar ese hábito de pensamiento, por ejemplo: “yo nunca podré hacer tal cosa como la hace fulanito o menganita…” es decir, la tendencia a compararte con otros, o la tendencia a menospreciarte.
Si tu alma ya pasó por un proceso de sanidad, pero continúas con esas prácticas de pensar así; necesitarás identificarlo perfectamente y generar nuevos hábitos. Modificar ese pensamiento y alinearlo a tu diseño como hijo o hija, y esto, a través de la Palabra.
Romanos 12:2 NTV “No se amolden al mundo actual, sino sean transformados mediante la renovación de su mente. Así podrán comprobar cuál es la voluntad de Dios, buena, agradable y perfecta.”
Necesitamos renovar nuestra mente y ordenar nuestro sistema de pensamiento al diseño de Dios, Él es nuestro Creador y nos instaló capacidades y talentos que, si bien necesitamos desarrollarlos, los poseemos y debemos explotarlos.
Te animo a que permitas que la Palabra vaya ejerciendo en ti ese poder transformador e instale nuevos hábitos de pensamiento, y como consecuencia: la forma de verte y que las circunstancias se vean afectadas para bien.
Eugenia Flores.