EL BUEN JUICIO

A muchos de nosotros nos persigue como una sombra, el “no juzgar a los demás” y evitamos hacerlo en todo momento. Sin embargo, creo que hay un buen juicio que sí debemos poner en práctica. Juzgar no está mal, juzgar mal es lo incorrecto. Mira lo que dice este pasaje:

 

“…De igual forma, enseña a los jóvenes a tener buen juicio…” Tito 2:6 PDT

 

No sólo es correcto emitir juicio, sino que lo debemos enseñar. La cuestión es la palabra combinada: “buen juicio”.

Lo primero que debemos hacer es aclarar que no juzgamos a los demás para condenarlos, ni para juzgarlos públicamente.

El “buen juicio” es la capacidad de juzgar adecuadamente. Y no está limitado a juzgar personas, abarca situaciones, circunstancias, oportunidades, hechos y demás.

 

Si lo queremos ampliar un poco más, el buen juicio es necesario para una buena toma de decisiones. Un juicio de condenación lo único que persigue es acusar a una persona o ganar una discusión.

 

Saber tener buen juicio ayuda para tener una vida estable y saludable. Muchas de las decisiones incorrectas que tomamos en la vida se dieron porque no tuvimos un buen juicio desarrollado, no fuimos entrenados para tener un ello. Entenderlo es el primero paso para poder juzgar correctamente.

 

Tres consejos para tener un buen juicio

 

Primero, ten un marco de referencia seguro, que no cambie con el tiempo ni con las circunstancias. La biblia es nuestro mejor marco de referencia que nos permite tener algo seguro sobre lo cual podemos tener, comprar, medir o valorar.

 

Segundo, Entrénate en distinguir de lo correcto y lo incorrecto, de lo bueno y de lo malo. En cada decisión donde necesites juzgar hazte la pregunta: “¿Esto es correcto o incorrecto?

 

Tercero, piensa en las consecuencias. Medita en cada resultado que puede pasar por una decisión, por un hecho, por una circunstancia. Por lo general los resultados nos indican claramente lo correcto o incorrecto de los hechos.

 

Entrénate y ten buen juicio, es muy útil en la vida.

 

Armando Carrasco

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