Esta semana meditando en qué rápida se va la vida y recordando nuestro blog de la semana pasada, me puse a analizar de algunos valores que deberíamos cultivar para disfrutar mas nuestra vida, y encontré esto:
“…De igual manera, exhorta a los jóvenes a ser prudentes…” Tito 2:6 (NBD)
En otra versión dice:
“…De igual forma, enseña a los jóvenes a tener buen juicio…” Tito 2:6 (PDT)
Es una invitación abierta de parte de Pablo hacia los jóvenes. Yo creo que por el valor de tratar de que entre más jóvenes lo aprendan, más van a disfrutar de la vida. Sin embargo, no creo que se limite a los jóvenes, aprender prudencia y buen juicio siempre tendrá grandes beneficios para el que practica estas dos virtudes.
Analicemos estos dos conceptos para tenerlos claros y nos sea más fácil ponerlos en práctica.
Prudencia de acuerdo al diccionario es la cualidad que consiste en actuar con reflexión y precaución para evitar posibles daños.
Cuántas veces actuamos sin pensar en las consecuencias, hablamos o hacemos cosas sólo porque se nos ocurrieron y muchas veces con daños hacia nosotros y hacia las personas que amamos.
Un buen ejercicio es preguntarse siempre “Esto que voy a decir… ¿qué consecuencias tiene…?” “Esto que voy a hacer… ¿qué repercusiones tiene…?” el simple hecho de hacerse la pregunta nos hace meditar, entre más lo practiquemos más adquiriremos prudencia.
Y buen juicio es la capacidad de valorar y diferenciar correctamente entre una cosa y otra, mas específicamente entre lo bueno y lo malo. Entrenarnos en esto nos ahorrará miles de problemas y dolores de cabeza, a veces tan sólo por no tener buen juicio nos metemos en grandes dificultades.
Entrénate en evaluar todo lo que se te presenta, porque no todo lo que brilla es oro ni todo lo sucio es inservible. Y entrenemos a nuestros jóvenes a desarrollar prudencia y buen juicio.
Armando Carrasco