La gran mayoría de nosotros quisiera tener estabilidad económica, pero también la gran mayoría de nosotros no cambiaría su salud por las riquezas.
Perseguir la libertad financiera está bien, de hecho, debería ser una de nuestras metas, (algún día tocaré el tema de que cuando hablo de libertad financiera no me refiero a ser millonario o rico) pero sí creo que debería ser un objetivo, las finanzas nos permiten muchas cosas que nos benefician en todos los ámbitos de nuestra vida. Sin embargo, cuando ese objetivo se convierte en una obsesión por acumular riqueza, puede ser contraproducente.
La obsesión deja nuestra vista natural y espiritual sin poder ver lo que verdaderamente importa, como nuestra salud, nuestro matrimonio, nuestros hijos, nuestra familia, y la obsesión por acumular riquezas nos hace perder lo que más amamos y lo que más nos importa.
Esa obsesión puede empezar con un gran deseo de ser buenos suplidores para nuestra familia pero existe la posibilidad de que en un punto de nuestra carrera por ser “buenos suplidores” desenfoquemos la mirada y nos arrastre un deseo descontrolado por tener más riqueza hasta que se convierte en una obsesión.
A veces esa obsesión no solo es el obtener riqueza sino en acumularla, otras veces no es solo acumularla sino en trabajar mucho para obtenerla y se va convirtiendo en una corriente más fuerte que supera cualquiera de tus valores morales que te has impuesto, es una corriente que al igual que un río cuando te hunde para ahogarte, al principio crees que lo dominas y ya muy tarde te das cuenta que es más fuerte que tú, precisamente cuando ya no se puede hacer nada.
La obsesión empuja a las personas, eso es un hecho, es en verdad un gran impulso para lograr grandes metas, pero también es un hecho que la obsesión puede acabar literalmente con tu vida. Obsesión es la parte distorsionada de la sana capacidad de ser enfocados. Una cosa es ser enfocados y otra es ser obsesivos, los resultados son totalmente diferentes.
Busca la estabilidad económica, si puedes busca la libertad económica, pero que nunca sea el motivo de perder la salud o a tu esposa o a tus hijos.
Armando Carrasco