LA SOBERBIA ENGAÑA

He tenido en mente por un buen rato la palabra soberbia, y cuando he leído pasajes acerca de este tema, me hace meditar mucho por ejemplo éste:

“…Tú, que habitas en las cuevas de las peñas, en lo alto de las montañas: Tu arrogancia y la soberbia de tu corazón te engañaron. Aunque pongas tu nido en las alturas, como las águilas, de allí te haré descender.» —Palabra del Señor…” Jeremías 49:16

Hay una soberbia mental, primer paso. Pero hay otra soberbia del corazón que te engaña. Te coloca en una situación de alto riesgo. Te hace caer. No importa cuán alto hayas llegado, no importa qué tan seguro te sientas. De allí puedes caer.

Cuando estás caminando en soberbia el mayor peligro es el engaño. Aquél que te dice “a todos les pasa menos a ti” ó “este mensaje NO es para ti” ó “yo no soy soberbio ni arrogante”. El engaño de creer que no es para éste o cualquier mensaje de soberbia.

Este engaño viene de creer que tu cueva de las peñas como dice el pasaje o lo alto de las montañas son un lugar seguro. Te sientes tan seguro que empiezas a caminar en engaño. Creyendo que llegaste allí por tus habilidades y que permanecerás allí por tus habilidades.

Antes de que Dios te baje de tu nube, mejor baja de la mejor manera. Reconoce que es por Él que has llegado allí. Atiende el consejo, y obedece. “las alturas” no se refiere a una posición determinada de éxito o una alta posición socio-económica, se refiere a una posición mental, sea cual sea tu posición real.

La otra parte de este pasaje que me impresiona es esta: “…Aunque pongas tu nido en las alturas, como las águilas, de allí te haré descender…” Muchas veces cuando Dios te dice “aguas con la soberbia, bájale dos rayitas” lo que haces es que actúas creyendo que le puedes ganar a Dios. Allí está la soberbia. Cuando te crees más listo que Él. Todo por querer hacer las cosas a tu manera. Y como en ese momento en tu mente tienes la altura y la seguridad, crees que puedes lograrlo por tus propios medios. Allí estás engañado.

Aparta unos minutos para meditar, reconcíliate con Dios, haz las paces, ponte a cuentas, y deja de creer que puedes sin Él.

Armando Carrasco

Comentarios

Aún no hay comentarios. ¿Por qué no comienzas el debate?

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *