ESCUDO DE ORACIÓN

Hace un par de días mi boca se secó y mi corazón tragó saliva, si, así me sentí, al presenciar un acto violento en compañía de mis hijas y mi madre. He sido muy afortunada pues Dios me ha guardado de no ver este tipo de escenas, pero es una realidad que cada día la violencia es más grande.

Una actividad tan cotidiana como la de ir al colegio por tus hijos se puede convertir en una experiencia que marca a las personas. Déjame explicarte que pasó… En un día soleado y con el tráfico que caracteriza la hora de la salida del colegio de los niños, pues me encontraba ahí, en doble fila y atorados en medio de la calle en un tráfico que seguramente nos tomaría unos 20 minutos pasar, en eso el auto de adelante del lado derecho, fué atacado por dos personas a bordo de una motocicleta, al principio pensé que secuestrarían a alguien y al ver el forcejeo pensé que podrían traer un arma, así que mi reacción fué en automático ponerme a orar y poner reversa al auto, por si era necesario salir de ahí, afortunadamente los chicos de la moto obtuvieron lo que deseaban y se fueron; ahí estábamos todos con el corazón a mil y la impotencia de estar atorados en el tráfico y ni como ayudar. Afortunadamente volvió la calma, bueno relativamente, pues una de mis hijas estaba llorando y se sentía angustiada. No podía pararme y consolarla porque lo único que yo deseaba era salir de ahí para ponernos en una zona fuera de peligro, aunque los ladrones ya se habían llevado su botín, lo que sientes son ganas de salir de esa situación e ir a un lugar seguro de inmediato y como sea. Nos ayudó mucho que mi mamá estaba con nosotras, pues le pudo dar el consuelo que ella necesitaba.

Situaciones como éstas nos dan una gran lección: aprender a buscar a nuestro Padre celestial antes de iniciar nuestro día, de esta manera accedemos a una protección que sólo El nos puede dar, que justo en el momento necesario se convierte en un escudo para nosotros y para los que nos rodean. Es esencial que hagamos de la oración el mejor recurso en tiempos violentos, porque es en nuestra debilidad, nuestra fragilidad donde nuestro Señor se glorifica. La Biblia dice que la oración del justo puede mucho, Dios es quien escucha muestras oraciones.

 ¡Bendito sea Dios, que no rechazó mi oración ni me escatimó su misericordia!  Salmo 66:20

El no rechaza nuestras oraciones ni escatima para sus hijos, mucho menos cuando están expuestos a peligros en el día a día. Piénsalo, así como yo en ese momento solo quería proteger a como diera lugar a mis hijas, de la misma manera el amor de Dios para con nosotros va más allá de lo que nos podemos imaginar.

Cuando nosotros buscamos al Padre en las mañanas, ponemos nuestras vidas y las de nuestros seres queridos en sus manos, teniendo la fe de que El hará en el momento lo necesario.

«Yo habitaré en tu templo para siempre; bajo la sombra de tus alas estaré seguro» Salmos 61:4