TÚ CAMINA, DIOS HACE EL RESTO

Muchas veces en nuestra vida nos topamos con situaciones que nos llevan a la desestabilización. Perdemos la estabilidad, económica, emocional, de salud, o espiritual, y hasta de nuestras más firmes convicciones, sentimos que nos caemos, o que ya no podemos más. Y encontré un pasaje que me ha hecho entender algo importante para esas situaciones.

“…Me sacó del foso de desesperación, del lodo y del fango. Puso mis pies sobre suelo firme y a medida que yo caminaba, me estabilizó…” Salmos 40:2

Un foso de desesperación. De acuerdo al diccionario un foso es una excavación profunda que rodea una fortaleza. Hay situaciones que nos ponen en ese foso. Donde no podemos avanzar, donde humanamente no hay cómo salir de ese hoyo. Es entonces cuando entra en acción nuestro Salvador. Dios nos saca de ese hoyo. Es lo primero que hace. Sacarnos de lo que nos tiene atascado. Es el único que puede sacarnos de ese hoyo.

Me refiero a los hoyos donde no te saca la psicología, ni la medicina, ni la meditación, donde el único que puede sacarte es Dios. Ustedes me conocen, no digo que sea malo ir al doctor, absolutamente no, de hecho hay que tratar por los medios de la ciencia encontrar soluciones, pero me refiero a circunstancias específicas en las que no podemos salir sino solo con Dios. Déjalo actuar, déjalo que te saque de ese foso.

Suelo firme. Lo segundo que Dios hace es que, una vez que ya te sacó del hoyo, te pone en suelo firme. En un lugar seguro. Ese lugar seguro es Su Palabra. El Refugio donde podemos cobijarnos y fortalecernos.

Pero la tercera cosa que sigue en este pasaje depende de nosotros, dice: “…y a medida que yo caminaba, me estabilizó…” Una vez que Dios ya te sacó del foso, que yate puso en tierra firme, lo que debes hacer es caminar, seguir para adelante. Y a medida que caminas Dios te estabiliza.

Dios te pone en un lugar donde debes mostrarle fe, por muy cansado y agobiado que estés, por muy atemorizado, por muy deprimid que estés, lo que debes hacer es caminar, seguir para adelante, aún cuando no tengas fuerzas o no veas un buen panorama. Caminar acciona la ayuda de Dios al grado que mientras caminas el estabiliza tu vida.