DÍA DE CAMPO EN LA CIUDAD

Un día de campo es una experiencia inolvidable, desde el momento en que entras en contacto con la naturaleza, un estado de paz te inunda y solo esperas el momento de poder recostarte en el pasto, extender tus brazos y piernas, para cerrar tus ojos y ver con el alma. Un delicado sonido te envuelve y toca tu rostro; el viento abrazando con fuerza te da la bienvenida. Tus sentidos se agudizan y detectas sonidos, olores, sabores inimaginables. Experimentas un estado de plenitud, dejando a un lado la ciudad y su equipaje, decides perderte en la experiencia que el día te ofrece.

Panorama muy difícil de equiparar en el día a día que la vida te presenta. Pareciera que lo único que se respira es prisa, stress, competitividad, enojo, frustración, etc. situación que se complica porque lejos de querer ser abrazado, se te acorrala y caes en el mismo juego de la ciudad. Tus palabras se vuelven máquinas industriales tratando de hacer una limpieza precedente a tu paso, donde tu paz interior es sustituida por un reloj que te marca cada segundo, cada minuto, cada hora, sin descanso y siempre susurrando al oído que el tiempo corre.

Así que dada las circunstancias, ¿Cómo podemos hacer para vivir un día de campo en la ciudad? Santiago 3:15 nos da la respuesta: En cambio, los que tiene la sabiduría que viene de Dios, no hacen lo malo; al contrario, buscan la paz, son obedientes y amables con los demás, se compadecen de los que sufren, y siempre hacen lo bueno; tratan a todos de la misma manera, y son verdaderos cristianos.

¿Te reta?, a mí sí, buscar la paz es algo que te responsabiliza, que te lleva a ser diligente, obediente, a no claudicar, es necesario esforzarse y dar más de sí siempre.

Un día de campo en la ciudad implica una relación con el Padre, no hacer lo malo, sino lo bueno y siempre; ser obedientes y amables en todo momento, ver el sufrimiento de otros y detenerte ante su dolor, tratar a otros de la misma manera en la que quieres que se te trate, que tus hechos y tus acciones griten a gran voz quién es tu Padre.

¿Difícil? Al inicio, como todo, pero ¿Sabes? tiene sus recompensas, si siembras paz; paz cosecharás, y en medio del caos de la ciudad podrás mirar al cielo y respirar paz.

«A los que buscan la paz entre las personas, Dios los premiará dándoles paz y justicia». Santiago 3:18