“Hay poder cuando lo que creemos en nuestro corazón se une con la confesión de nuestros labios.”
Conozco algunas personas que tienen mucho conocimiento de la Palabra, que pueden citar versos y versos, pero cuando atraviesan momentos álgidos, se olvidan de ellos y de su boca salen cosas como:
-¡Esto es imposible, no se va a resolver!
-¡Mi enfermedad nunca me dejará!
-¡Nunca cambiarás!
Y la lista es larga. Creo que es porque el conocimiento se quedó en el nivel intelectual, es necesario subir de nivel, pasarlo al corazón, en donde la Palabra cobra vida da vida; es entonces cuando podemos conectar lo que creemos con la confesión de nuestros labios, es cuando de nuestra boca sale vida, bendición, fe y esperanza.
Un buen ejercicio es escucharnos, prestar atención a qué decimos, cómo reaccionamos ente cualquier eventualidad y entonces permitir que nuestra fe en el Señor se manifieste también a través de nuestras palabras.
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