CONSTRUYENDO TU HOGAR 4. CONVIERTE TU CASA EN UN LUGAR SEGURO

Vivimos en tiempos agresivos. El ambiente que nos rodea es agresivo y competitivo. En la oficina, en la escuela, en la calle, en fin, en todos lados sentimos la agresividad.

El famoso bullying cada vez es más intenso y frecuente. Y nuestros hijos no están exentos. A esa edad el bullying puede herir profundamente a una persona, la puede cambiar de por vida. Puede quedar marcada toda su vida por un apodo, por una burla o por una agresión física.

En el trabajo la agresividad de l mayoría de los jefes hace que la vida sea estresante, la competencia, la grilla, el saber que atrás de uno hay 100 que quieren nuestro puesto, y que son mejores que nosotros, que solo esperan un error de nuestra parte para desplazarnos hace que el ambiente de trabajo durante 8 horas o mas del día se agresivo.

¡En la calle ni se diga! Conducir un auto por las avenidas de las ciudades modernas es totalmente agresivo, siempre aparece el conductor inexperto, o con falta de capacidad o simplemente alguien abusivo que hace que nuestro manejar no sea placentera.

Agresividad por todos lados. Es por eso que nuestra casa debe ser un lugar seguro y tranquilo.

Nuestro hogar debe proveer no solo sustento de abrigo y comida sino de seguridad y tranquilidad, para que cuando entremos por la puerta de nuestra casa inmediatamente percibamos la bienvenida a un lugar placentero.

La seguridad y tranquilidad en casa no es casualidad, se construye, se planea y se edifica. Busca qué cosas te gustaría disfrutar mientras estás en casa, ¡Y no me refiero a una pantalla de 60 pulgadas! Me refiero a aquellas cosas que hacen que tu casa sea un lugar seguro.

Por ejemplo, dejar la crítica. Si ya todo mundo nos critica, que en la casa no tengamos que luchar con eso, o bien evitar la burla, tal vez tus hijos todo el día en la escuela deben soportar que se burlen de ellos, bueno que por lo menos en su casa disfruten de la paz de saber que no se van a burlar de ellos.

Lo mejor para edificar un lugar seguro no es evitar lo que no nos gusta, sino instalar las cosas que nos gustan. Por ejemplo en lugar de decir aquí en casa no nos burlamos, entonces lo que se hace es afirmar el valor de la persona. Echar piropos a nuestros hijos o cónyuge hace que el hogar no solo no hayan burlas sino que escuchan algo bueno frecuentemente.