Hoy leí una frase que me gustó, decía: “Un gran matrimonio está conformado por dos grandes perdonadores” (de Rick Warren) Se me hizo genial porque en nuestro curso enseñamos el poder del perdón en el matrimonio, no solo en la vida particular. Perdonar no solo salva tu vida, salva tu matrimonio.
No hay hombre ni mujer perfecta. Todos tenemos nuestros errores, algunos graves y otros no tanto pero todos los tenemos. Entender eso es abrir la puerta a la tolerancia y poder perdonar a nuestra pareja cuando se equivoque.
En algunas ocasiones seremos nosotros los que nos equivoquemos. Y necesitaremos que nos perdonen y en otras seremos nosotros los que debemos perdonar.
Esto o es licencia para equivocarnos, pero cómo se quita un peso de encima saber que somos perdonados, si sentiremos vergüenza e incomodidad por nuestra falta, haremos nuestro mayor esfuerzo por mejorar, pero qué bien se siente caminar por la vida sabiendo que somos perdonados.
El amor se fortalece con el perdón. Jesús fue muy claro, al que mucho se le perdona, ama más. En otras palabras cuando somos perdonados surge un amor por aquel que nos perdonó.
Si podemos instalar una cultura de perdón en nuestro matrimonio estaremos poniendo los cimientos para un gran matrimonio. Las bases para ser un matrimonio ejemplar y de ayuda a otros matrimonios.
No se trata de ser infalibles, se trata de ser perfectos y ser perfectos incluye saber perdonar y saber pedir perdón, sabiendo que somos falibles.
Si amas a tu pareja, si amas a tu familia, practica el perdón. No me canso de repetir que el perdón no es un sentimiento, sino una decisión. Toma la iniciativa, deja a un lado el orgullo y decídete a perdonar. Tu matrimonio se volverá en un potente ejemplo de solidez.
Piensa en la frase que puse al principio, si quieres un matrimonio grandioso, conviértanse en grandes perdonadores.