¡DIOS EN TU FAMILIA!

Dios es un Dios de vivos, no de muertos, no esperes hasta llegar al cielo para convivir con él. Él puede formar parte de tu familia. Es más Él quiere formar parte de tu vida.

Muchos de los problemas que tenemos es porque hemos sacado a Dios de nuestras vidas. Lo hemos sacado hasta de nuestro lenguaje. Antes era muy común escuchar un “Dios lo bendiga”, “Dios quiera” “Dios mediante” “Dios lo permita” Si Dios nos presta vida y nos da licencia”. Pero hoy escuchamos mas “guey” que Dios.

Pero eso, lo podemos dejar como algo social, sin embargo también hemos sacado a Dios de nuestras actividades. No lo consultamos ante decisiones importantes, no confiamos en Él como un Padre, No lo respetamos, mucho menos lo invitamos a nuestra vida. Y esto está generando un nudo en cada una de nuestras familias.

Dios está ansioso por formar parte de tu vida, pero es un caballero, Él te dio el mas grande regalo; la libertad de escoger. Y siempre va a respetar ese regalo que te dio. La clave para una vida armoniosa y de verdadero éxito está en invitar a Dios a formar parte de nuestra vida, parte de nuestra familia. La cuestión es que tú eliges si lo invitas o no.

Dios quiere relacionarse contigo y con tu familia, quiere ser parte de tus anécdotas. Lo único que tienes que hacer es pedírselo. Hazlo con tus propias palabras, no hay rezo o fórmula para esto, debe salir de tu corazón y con tu lenguaje común que usas todos los días. Eso es suficiente para que Él empiece a participar en tu vida.

Una vez que lo haz hecho, te sugiero que leas su manual todos los días, La Biblia es el manual que Dios le dejó al hombre para la vida, y que le dediques todos los días unos minutos para platicar de él.

Y en tu familia intenta reunirte con tus hijos y con tu cónyuge una vez a la semana a estudiar la Biblia y platicar con Dios por sus propias necesidades. Pronto verás los resultados.

No te estoy diciendo que a partir de allí la vida será de color de rosa pero si te puedo garantizar que pase lo que pase, es infinitamente mejor que Dios esté involucrado como parte de tu familia y no solo como Cruz Roja.

¡Inténtalo! Un hogar donde Dios forma parte de la familia, es un hogar que deja huella en los hijos, que deja huella en la sociedad.

Armando Carrasco